jueves, 30 de enero de 2014

Algunas notas sobre Santa María del Azogue de Benavente

El inicio de su construcción tuvo lugar en el reinado de Fernando II, pero tras un parón volvieron a reanudarse las obras, ya en estilo gótico, en el reinado de Sancho IV, finalizándose las mismas en el primer tercio del siglo XVI. La primera etapa constructiva corresponde a los proporcionados cinco ábsides escalonados con tramos presbiteriales rectos, monumental crucero con dos portadas y perímetro exterior a escasa altura, levantado todo a partir de 1180; un siglo después, en época de Sancho IV, se continuó la fábrica sustituyendo la primitiva pizarra silícea por una toba caliza muy basta; entonces se concluyó el crucero y algunos pilares de las naves; finalmente la tercera y última etapa constructiva con la que se acabó de configurar el edificio tuvo lugar en el siglo XVI; en 1735 se reformó la portada occidental por Valentín Antonio de Mazarrasa bajo proyecto de Francisco Ladrón de Guevara.

 
Es por tanto normal que su interior alterne distintos tipos de cubiertas; los ábsides se techan con las consabidas bóvedas de horno; los tramos presbiteriales alternan bóvedas de cañón los extremos y de ojivas muy capialzadas los tres centrales; las cubiertas del crucero, cien años más modernas, se resolvieron con cañón apuntado en los tramos extremos y con ojivas los otros cuatro; las naves voltean complicadas bóvedas de crucería, pero con adornos renacentistas, volteadas ya a comienzos del siglo XVI; algo más tardía es la construcción de la sacristía, techada con bóveda de cañón y adosada a la nave del evangelio. Similar variedad se produce asimismo en el tipo de apoyos: pilares cruciformes con columnas adosadas en la parte primitiva, algunas adornadas con líneas en zig-zag y bolas, labores que también aparecen en algún arco; son ochavadas las de los últimos tramos de las naves. Los capiteles interiores no interesan mucho, pues se solucionaron con tan sólo motivos vegetales.
 
Al exterior los ábsides rematan con aleros con arquillos -algunos treboladossostenidos por modillones, adornados unos con cabezas de hombres y animales y otros con flores o con rollos. El central queda dividido en tres paños por esbeltas semicolumnas con capiteles vegetales, que enmarcan las tres ventanas allí abiertas, resueltas con arcos semicirculares, de muy escasa luz, sobre columnas pareadas también con capiteles de hojas; los huecos de los absidiolos son similares, si bien con una sola columna por jamba. Los cinco semicírculos quedan ceñidos por molduras. Los vanos del crucero son ya apuntados, pero sin ningún primor.
 
Adosada al costado de la epístola del brazo del crucero está la capilla del Cristo Marino, que se levantaría poco después de haberse proyectado el conjunto.
 
Haciendo abstracción de la portada occidental, interesan por supuesto las abiertas en los hastiales sur y norte, que todavía conservan restos de su policromía. La última tiene tres arquivoltas más una de orlas de flores que descargan sobre tres pares de columnas y jambas, adornadas éstas con los leones y los capiteles de aquéllas con elementos vegetales, aves y dragones. Sobre ella se erigió la torre, rematada también con arquillos trebolados; se la dotó de ventanas apuntadas creciendo en luz y número a medida que se asciende. En cuanto a calidad artística destaca la portada meridional del crucero también con tres arquivoltas decoradas con lóbulos, flores y figuras, como el rostro de Cristo, símbolos de los evangelistas, mujer desnuda, etc.; añade tímpano con cordero místico entre cuatro ángeles turiferarios; las seis columnas -tres por lado rematan con capiteles vegetales. Resulta deudora en detalles concretos de la Colegiata de San Isidoro de León. La portada del primer tramo de la nave de la epístola es más sencilla que las descritas; tiene cinco arcos semicirculares y un tímpano, decorado éste con un árbol.
 
Además de la escultura registrada, es preciso llamar la atención sobre dos imágenes que efigian la Anunciación, muy similares a otras conservadas en Zamora y La Hiniesta y como ellas obras de calidad de finales del siglo XIII.